En este momento crítico en la lucha contra el cambio climático, el mundo está desperdiciando una gran oportunidad al pasar por alto el depósito de carbón natural más importante de la tierra: los bosques, pastizales, turberas y manglares africanos. Los mercados globales de carbono ofrecen una manera pragmática de cambiar este rumbo para mejor, con posibilidades de atraer una financiación significativa y muy necesaria para la conservación, la transición energética y la resiliencia climática. No obstante, tal como están las cosas, los mercados de carbono no están dando resultados. Peor aún, corren el riesgo de permitir que los países contaminantes y las industrias ignoren sus responsabilidades de «emisión per cápita» y de justificar un retroceso en la urgente reducción de las emisiones. Tal resultado representaría un desastroso doble golpe para África, ya en primera línea en lo relacionado con el impacto del calentamiento global, empeorando la emergencia climática y abaratando el valor de nuestras tierras y bosques por medio de bonos de carbono inadecuadamente valorados. Debemos mantenernos alerta para evitar arreglos cómplices que subvaloren nuestros activos naturales y permitan que el mundo industrializado siga contaminando, mientras África sufre las mayores repercusiones por el calentamiento global.

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